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¿Qué determina si una persona está gorda? ¿Es el hecho de tener sobrepeso y presentar un Índice de Masa Corporal (IMC) entre 25 y 29,9 -categoría de sobrepeso- o a partir de 30 -que ya entra en la categoría de obesidad-? ¿O es el tamaño de la barriga de alguien lo que define si esta persona está gorda o no?
Hay personas que, a pesar de no tener necesariamente sobrepeso y de tener las piernas y los brazos delgados, tienen el vientre prominente, distendido e hinchado, con una circunferencia abdominal desproporcionada. Al tocar este vientre, se puede sentir incluso que está duro.
En la mayoría de los casos, esto puede asociarse a un mal funcionamiento del hígado, que puede producirse como consecuencia de hábitos perjudiciales para el hígado. Por ello, es importante conocer los síntomas de los problemas hepáticos.
Sin embargo, en la mayoría de los casos hay situaciones en las que el problema no es el hígado; la única forma de confirmar la causa exacta del problema es buscar ayuda médica.
¿Por qué los problemas hepáticos pueden dejar una gran barriga?
Problemas como el hígado hinchado, el hígado graso o la inflamación del hígado provocan el mal funcionamiento del órgano. En algunos casos, las células hepáticas son sustituidas por células cicatriciales que no son capaces de cumplir la función del órgano.
Como no es necesariamente grasa lo que se ha acumulado allí, sino la fuga de líquidos del cuerpo, el vientre adquiere un aspecto duro.
¿Qué hacer para mejorar la salud del hígado y evitar esa barriga grande y dura?
Como se ha señalado, para quienes ya han desarrollado un vientre protuberante, distendido y duro, lo mejor es buscar ayuda médica para comprobar si han desarrollado un problema hepático, saber exactamente cuál es la afección y qué tratamiento debe seguirse para remediar o controlar el problema.
Continuación después de la publicidadSi el problema no está relacionado con el hígado, el médico podrá identificarlo y recomendar cómo tratar la afección en cuestión.
Además, existen algunas estrategias que ayudan a mejorar la salud del hígado y a evitar que llegue a ese punto:
1. no consumir bebidas alcohólicas
Sí, incluso la cerveza y el vino son perjudiciales para el hígado, razón por la cual, especialmente para quienes ya tienen un problema de salud relacionado con el hígado, sospechado o confirmado, la recomendación es abstenerse del alcohol.
Como el alcohol no puede ser almacenado por el organismo, del mismo modo que los hidratos de carbono, las proteínas y las grasas, cuando se ingiere se metaboliza antes que otras sustancias.
El cuerpo necesita centrarse en él, lo que le obliga a dejar de lado los demás procesos, y el hígado es precisamente el órgano encargado del proceso de desintoxicación y de eliminar el alcohol de la sangre, por lo que un consumo excesivo de alcohol sobrecarga el hígado.
Mediante un proceso denominado oxidación, el hígado elimina el alcohol de la sangre. Una vez finalizado este proceso, el alcohol adopta la forma de agua y dióxido de carbono. Por otra parte, como sustancia tóxica que es, si se acumulara en el organismo, el alcohol podría destruir las células y, en última instancia, los órganos; esto es exactamente lo que el metabolismo oxidativo impide que ocurra.
Continuación después de la publicidadSin embargo, cuando se ingiere una cantidad de alcohol demasiado elevada para que el hígado pueda procesarla a tiempo, el metabolismo oxidativo del alcohol genera moléculas que inhiben la oxidación de las grasas, lo que puede dar lugar al desarrollo de hígado graso.
El hígado graso es la fase inicial de la hepatopatía alcohólica, mientras que el consumo continuado de alcohol puede provocar fibrosis hepática (formación anormal de tejido cicatricial en el hígado) y cirrosis (daño hepático crónico).
Mientras que el hígado graso puede revertirse mediante la abstinencia total de alcohol, la cirrosis es irreversible y puede provocar insuficiencia hepática aunque el paciente abandone las bebidas alcohólicas.
Además, el abuso de alcohol puede provocar la proliferación de bacterias en el intestino. Con el tiempo, estas bacterias pueden migrar al hígado y causar daños hepáticos, por no mencionar que consumir demasiado alcohol está asociado al desarrollo de cáncer de hígado.
2. reducir la cantidad de carbohidratos refinados en la dieta
El grupo de los hidratos de carbono refinados está formado por el pan blanco, la pasta blanca, las patatas blancas, los productos de panadería como los dulces y postres, y el azúcar en general.
Se asocian a una producción elevada de insulina: al haber tanta hormona en el organismo, puede desarrollarse una resistencia periférica a esta insulina y un síndrome metabólico, que puede dar lugar a la acumulación de grasa en el hígado. Se trata de la enfermedad del hígado graso no alcohólico.
Continúa después de la publicidadEsto no significa necesariamente adoptar una dieta baja en carbohidratos, sino elegir carbohidratos más sanos y de absorción más lenta para las comidas, como frutas de bajo índice glucémico, verduras, legumbres como garbanzos, alubias, guisantes y lentejas, y cereales integrales.
3. controlar la ingesta de proteínas
Las proteínas son muy importantes para el organismo, sin embargo, es necesario tener cuidado de no exagerar en el consumo del nutriente porque el exceso de proteínas también necesita ser metabolizado por el hígado, lo que puede sobrecargar el órgano.
La idea no es consumir una dieta baja en proteínas, sino ingerir la cantidad necesaria del nutriente. Consulta a tu nutricionista para saber exactamente cuántos gramos de proteínas debes ingerir al día, para que no te falte el nutriente, pero tampoco tengas un exceso que perjudique a tu hígado. Esta cantidad recomendada puede variar de una persona a otra.
4. ser consciente de las grasas
¿Quién tiene un hígado graso no puede comer grasas? En realidad, el principal cuidado en términos de dieta para controlar el problema es evitar los carbohidratos de alto índice glucémico, como ya se explicó en el segundo tema de esta lista.
Por otro lado, las grasas saludables -grasas monoinsaturadas, poliinsaturadas y omega-3 presentes en el aguacate, las semillas de lino, la chía, las nueces y los pescados grasos de alta mar, por ejemplo- pueden ser consumidas por las personas que padecen hígado graso, dentro de sus necesidades diarias, por supuesto. Las grasas malas, en cambio, deben ser evitadas por todos,independientemente de si tiene problemas hepáticos o no.
5. ser coherente y paciente
Es importante tener en cuenta que una dieta destinada a mejorar la salud del hígado no producirá resultados de la noche a la mañana, en unas pocas semanas. Al igual que se tardó mucho tiempo en desarrollar una barriga abultada, se tardará tiempo en recuperarse del problema; el periodo exacto varía de una persona a otra.
Por ello, es necesario ser paciente y constante con esta nueva pauta alimentaria, ciñéndose a ella y evitando caer en la tentación de consumir aquello que no será bueno para el hígado. Para conocer en detalle la pauta dietética de salud hepática ideal para su caso, busque el consejo de un nutricionista.
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Fuentes y referencias adicionales:
- //health.clevelandclinic.org/6-surprising-ways-alcohol-affects-health-not-just-liver/