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Beber agua es fundamental para la vida. De hecho, la falta de agua en el organismo puede provocar deshidratación, lo que tiene muchas consecuencias negativas para la salud, como la acumulación de sodio en la sangre y la hipertensión.
En la hipertensión, los vasos sanguíneos se estrechan y esto obliga al corazón a trabajar más para bombear la sangre al resto del cuerpo. Esta sobrecarga puede aumentar el riesgo de otros problemas de salud, incluidas las cardiopatías.
Continúa después de la publicidadAunque no basta con beber agua para bajar la tensión arterial, es posible que consumir agua en cantidades adecuadas ayude a regularla. He aquí cómo.
Ver también: Cómo entrenar bíceps en casa sin equipamiento - 6 mejores ejercicios¿Beber agua reduce la hipertensión?
Indirectamente, beber agua puede contribuir a reducir la hipertensión arterial. Ciertamente, beber agua favorece el funcionamiento de los riñones. La hidratación ayuda a producir y eliminar orina, equilibrando los electrolitos y fluidos del organismo y regulando la presión arterial.
Cuando ingerimos menos agua de la que nuestro cuerpo necesita, aumentan los niveles de sodio, que es uno de los factores que influyen en la tensión arterial. De este modo, quienes padecen hipertensión arterial por exceso de sodio en el organismo pueden beneficiarse de beber mucha agua, ya que esto ayudará a eliminar el exceso de sal a través de la orina.
Ver también: Janumet Adelgazar ¿Para qué sirve, dosis y efectos secundarios?Otro efecto indirecto del consumo de agua sobre la hipertensión arterial es que puede favorecer la pérdida de peso en algunos casos. Esto se debe a que, además del efecto diurético que ayuda a evitar la retención de líquidos en el organismo, el agua cuando se ingiere en lugar de zumos u otras bebidas calóricas, puede ayudar a perder peso. Dado que la obesidad es uno de los factores de riesgo de la hipertensión, el agua puede ayudar en este escenariosiempre que también se siga una dieta sana y baja en calorías.
Cómo afecta la deshidratación a la tensión arterial
A largo plazo, la deshidratación puede afectar de forma crónica a la tensión arterial. Algunos efectos negativos de la falta de agua sobre la tensión arterial son:
Continuación tras la publicidad- Espesamiento de la sangre;
- Retención de sodio y agua en el organismo;
- Reducción de los niveles de óxido nítrico y estrechamiento de los vasos sanguíneos.
Cuando persisten el tiempo suficiente, estos cambios pueden desembocar en una hipertensión arterial crónica que puede requerir tratamiento farmacológico.
¿Cuánta agua debo beber?
La cantidad ideal de agua que debes beber diariamente varía en función de tu biotipo, peso corporal y las condiciones climáticas del lugar donde vives. La recomendación estándar es beber 8 vasos de agua potable o unos 2 litros al día, pero hay médicos que indican consumir, de media, 35 mL por kg de peso corporal. Así, una persona con 60 kg, por ejemplo, necesita beber 2,1 litros de aguaal día, mientras que alguien que pese 80 kg puede necesitar 2,8 litros.
Además, cabe destacar el importante papel de las sales minerales presentes en el agua. Según un estudio publicado en 2019 en la revista científica Revista de la Asociación Americana del Corazón El agua que contiene calcio y magnesio añadidos puede ayudar a reducir la hipertensión, ya que estos minerales contribuyen a regular la tensión arterial.
Esto se observó en investigaciones realizadas con agua de alta salinidad que contenía más sodio que el agua potable ordinaria. Pero aun así, los efectos beneficiosos del calcio y el magnesio parecen superar los daños que podría causar el sodio en relación con la presión arterial. Sin embargo, los resultados son todavía preliminares y no es posible afirmar que añadir calcio y magnesio al agua potablepodría reducir directamente la presión arterial.
Por último, a pesar de la relación entre la deshidratación y un mayor riesgo de hipertensión, beber más agua de la que el cuerpo necesita no resolverá el problema. Es importante que una persona con hipertensión siga un estilo de vida saludable, que puede incluir una dieta equilibrada con un bajo consumo de sal, el mantenimiento de un peso corporal adecuado, la actividad física y la moderación en el consumo debebidas alcohólicas.