La harina de maíz se obtiene de la molienda fina de maíz crudo, descascarillado y seco, y puede utilizarse en diversas recetas como pasteles, gachas, pudines, panes, sopas, pan de maíz y cuscús, por ejemplo.

El producto puede encontrarse fresco, vendido por los productores de maíz, o en sus versiones industrializadas, como las que se encuentran en los supermercados.

¿La harina de maíz aglutina o afloja el intestino?

Los hidratos de carbono representan la mayor parte de la energía presente en la harina de maíz, con aproximadamente el 80% de las calorías presentes en el alimento.

Un tipo de carbohidrato que forma parte de la composición del ingrediente es la fibra dietética, conocida por ablandar las heces, evitando así el estreñimiento, también conocido como constipación o intestino atascado.

Lo que ocurre es que las fibras no se descomponen al pasar por el tubo digestivo de nuestro organismo, por lo que el nutriente absorbe agua, se ablanda y se libera en las heces.

Una ración de 100 g de harina de maíz de cierta marca popular que se vende en los supermercados contiene 82 g de hidratos de carbono y 5,4 g de fibra alimentaria.

Pero es importante que el consumo de fibra vaya acompañado de la ingesta de agua, ya que la ingestión del nutriente sin la presencia de líquido puede provocar que el intestino se atasque aún más, debido a la sequedad de las heces.

Cuidado con el exceso de fibra

No se recomienda que una persona adulta consuma más de 25 g a 35 g de fibra al día.

Cuando se supera este límite y la persona ingiere una cantidad excesiva del nutriente en un corto espacio de tiempo, en lugar de aliviar el intestino estreñido, lo que puede ocurrir es el empeoramiento del estreñimiento.

Otro efecto contrario del consumo exagerado de fibra es la diarrea, que puede provocar deshidratación. Por lo tanto, lo ideal es no consumir en exceso alimentos que contengan fibra.

Además, un consumo exagerado de este nutriente puede provocar otras complicaciones, como una baja absorción de minerales y problemas abdominales como gases, hinchazón y calambres.

Está claro que para superar la cantidad límite de ingesta de fibra, especialmente en un corto periodo de tiempo, sería necesario ingerir una cantidad muy grande de harina de maíz.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que la harina de maíz no es el único alimento que contiene este nutriente y que su consumo, junto con el de otros alimentos ricos en fibra, puede conducir a un exceso.

Alergia

La alergia al maíz es una afección importante que hay que tener en cuenta cuando se trata de entender si la harina de maíz ata o afloja el intestino. Esto puede ocurrir cuando el sistema inmunitario confunde el maíz o algún producto elaborado a partir de él, como la harina de maíz, con una sustancia alergénica.

Así, en respuesta, el sistema de defensa del organismo libera anticuerpos para neutralizar el alimento, lo que puede provocar diarrea, así como otros síntomas asociados a esta afección, como náuseas, vómitos, distensión abdominal, entre otros.

Por lo tanto, si experimenta diarrea u otros síntomas mencionados anteriormente, esté atento para ver si no se trata de una reacción alérgica y busque ayuda médica lo antes posible para averiguar la mejor manera de tratar el problema.

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